viernes, 8 de abril de 2011

TERCERO MEDIO CSV - PRIMERA PRUEBA DE CONTENIDOS - RECURSOS: TEXTOS - MATURANA



Pörksen: En el año 1944, el físico Erwin Schrödinger publicó un librito que se convirtió en un clásico de la historia de la ciencia. Su título es Was ist leben? (¿Qué es la vida?) Usted también se ha dedicado mucho a esta pregunta; como biólogo desarrolló una descripción de lo vivo, la teoría de la autopoiesis, que sigue levantando polvo en el mundo científico. Pero partamos por el principio. ¿Por qué le importó y fascinó tanto la pregunta de la definición de lo vivo? ¿Hay un motivo concreto, una experiencia intelectual clave?

Maturana: Para ser precisos, fueron varios motivos, varias experiencias clave que me inspiraron. Ha de saber que como niño estuve muchas veces muy enfermo, durante mi infancia la muerte fue uno de mis fieles acompañantes. Varias veces tuve tuberculosis y la gravedad de esta enfermedad fue lo que muy tempranamente me hizo reflexionar sobre la relación entre la muerte y la vida. Me acuerdo que a los catorce años escribí un poema sobre la diferencia entre un cadáver y una piedra; el cadáver no es igual a la piedra porque estuvo vivo. El hecho de ser vivo, por lo tanto, no es una cualidad de la materia. ¡Pero qué es el ser vivo, me preguntaba yo, si uno puede dejar de serlo?

Pörksen: Describe un cuadro dialéctico: en el enfrentamiento con la propia muerte, el ansia de vivir se hace consciente.

Maturana: Así puede decirse. En 1949 me encontraba en un sanatorio de la cordillera, nuevamente había enfermado de tuberculosis y no podía hacer ningún esfuerzo. Todo me estaba prohibido hacer, era la terapia de la época. Pero a escondidas leí dos libros. En Así habló Zaratustra, de Nietzsche, descubrí esa historia bellísima de la metamorfosis del espíritu, donde el espíritu se transforma primero en un camello, luego en un león, y finalmente en un niño. El niño es descrito como el primer movimiento: si alguna vez salgo vivo de este sanatorio, me dije, seré como un niño, será un inicio, un nuevo comienzo. Al final del libro de Julian Huxley, Evolution: The Modern Synthesis, me encontré con un capitulo donde dice que el progreso evolutivo consiste en una creciente independencia del medio. El ser humano aparece en este estudio como el ser vivo más independiente y por ende más avanzado. Ahí estaba yo en mi cama, completamente dependiente de mí medio, incapaz de salir del sanatorio, amenazado de morir, y sabía que Julian Huxley no podía tener razón.

Pörksen: Si le entiendo bien, la confrontación con la muerte lo llevó a preguntarse acerca de la esencia de lo vivo. Y Nietzsche y Huxley dieron respuestas que usted relacionó con su propia situación.

Maturana: Así fue. La vida, me decía yo, no tiene significado, no tiene sentido, no sigue ningún programa de progreso evolutivo. Mi conclusión, que suena tautológica, era que el sentido y fin de un ser vivo consiste en ser lo que es. El fin de un perro es ser perro, el fin de un ser humano consiste en ser humano. Me di cuenta que todo lo que le pasa a un ser vivo tiene que ver con él mismo. Si un perro me muerde porque le pisé la cola, me muerde porque quiere evitar el dolor. Vale decir que los seres vivos son autónomos, y necesariamente tienen que tener un límite, un borde, una demarcación de lo que es y lo que no es de ellos.

Pörksen: ¿Cómo Llegó entonces a desarrollar esa teoría que se hizo muy conocida bajo el nombre de autopoiesis?

Maturana: Mi propio pensar pasó por varias etapas. Primero hablaba de sistemas que no tienen ningún fin fuera de sí mismos; todo lo que hagan siempre será significativo dentro de su propio ser. Estos sistemas autorreferentes los delimité de los sistemas alorreferentes, cuya característica esencial es que su fin está fuera de sí mismos. Un sistema alorreferencial serla por ejemplo el automóvil: su objetivo y fin consiste en ser usado como vehículo para llegar de un lugar a otro. Pero en realidad, no me gustaba demasiado el concepto de la referencia porque con él siempre se describe una relación entre varios elementos, y yo no quería describir patrones relacionales, sino entender los procesos de un sistema a partir de sí mismo. Por eso busqué un concepto que permitiera distinguir con mayor claridad los procesos que en definitiva llevan a la autorreferencia.

Pörksen: En el fondo quería que su teoría de lo vivo tuviese vida.

Maturana: Me urgía encontrar una definición de lo vivo que fuese inseparable de la realización de lo vivo. Mi pregunta, aunque habla leído el libro de Erwin Schrödinger, no era lo que la vida es, sino que quería saber qué es lo que constituye un sistema vivo. Mi objetivo era descubrir aquella configuración de procesos, aquella dinámica molecular cuyo resultado es un sistema vivo, como por ejemplo una célula. ¿Qué tiene que pasar para que se origine un sistema vivo? En el fondo, por lo menos conceptualmente, quería crear un sistema vivo; esa era mi meta.

Pörksen: Quería jugar a ser Dios.

Maturana (ríe): No quería jugar a ser Dios, quería ser Dios.

Pörksen: ¿Cómo siguió su progresiva formulación de una nueva teoría de lo vivo?

Maturana: Cuando en 1963 visité en su laboratorio a un amigo microbiólogo con quien discutía regularmente sobre la incipiente biología molecular, finalmente tuve la idea decisiva.
Lo que pasa es que el dogma de la biología molecular de ese tiempo decía que la información se desplaza del núcleo (de  la célula) al citoplasma, y nosotros nos preguntábamos si no se moverla también al revés, del citoplasma al núcleo. Entonces nadie sabia de retrovirus, por lo que nuestra pregunta era legítima. Inventamos experimentos que nunca hicimos, pero un día dibujé una figura en el pizarrón y le dije a mi amigo: "El ADN participa en la síntesis de las proteínas, y las proteínas a su vez participan, como encimas, en las síntesis del ADN". Mi dibujo consistía en un una figura circular. Cuando vi lo que acababa de dibujar, exclamé: "¡Dios mío, Guillermo, eso es! En esta circularidad de los procesos se manifiesta la dinámica que hace que los seres vivos sean unidades autónomas y definidas". Con eso había descubierto la base conceptual para aquel fenómeno que más tarde se llamó autopoiesis. A partir de entonces describí los sistemas vivos como sistemas circulares.

Pörksen: ¿Puede detallar más el concepto de la autopoiesis?

Maturana: Los sistemas vivos se producen a sí mismos en su dinámica cerrada; tienen en común su organización autopoiética a nivel molecular. Cuando examinamos a un sistema vivo, encontramos una red de producción de moléculas, las cuales interactúan de tal manera que a su vez producen moléculas que mediante su interacción generan justamente esta red de producción de moléculas y fijan sus bordes. Una red así la llamo autopoiética. Entonces, cuando a nivel molecular nos encontramos con una red de este tipo, cuyas operaciones tienen como resultado producirse a sí misma, tenemos por delante un sistema autopoiético y por ende un sistema vivo. Se produce a sí mismo. Este sistema es abierto en cuanto al intercambio de materia, pero cerrado en lo que se refiere a la dinámica de las relaciones que lo producen.

Pörksen: Quizás seria bueno dar un ejemplo que ilustre concretamente la autopoiesis de lo vivo. Usted suele hablar de las células como sistemas autopoiéticos. ¿Podría referirse a este ejemplo muy comprensible?

Maturana: En mi terminología describo una célula como un sistema molecular autopoiético de primer orden; por consiguiente, una entidad multicelular es un sistema autopoiético de segundo orden. La peculiaridad del metabolismo celular consiste en que produce componentes que son integrados en su totalidad en la red de transformaciones que los ha generado. De este modo, la producción de elementos es la condición de la posibilidad de un borde, de un límite, de la membrana celular. Y esta membrana a su vez participa en los procesos de transformación que ocurren al interior de la célula; participa en la dinámica autopoiética de esta. La membrana es la condición de la posibilidad del operar de una red de transformaciones que genera la red como unidad. Sin el borde de la membrana celular, las moléculas difundirían y todo se transformarla en una sopa molecular. No existirla una entidad autónoma.

Pörksen: Eso significa que la célula produce la membrana y la membrana la célula. El productor, el acto de producir y el producto son por lo tanto indistinguibles.

Maturana: Con un poco más de rigor científico, yo diría que las moléculas de la membrana celular toman parte en la realización de los procesos autopoiéticos de la célula y en la producción de otras moléculas dentro de la red autopoiética de la célula; y la autopoiesis genera las moléculas de la membrana. Se producen mutuamente, cada una participa en la constitución de esta unidad.

Pörksen: ¿Cómo llama usted a entidades que crean algo que es distinto de ellos mismos?

Maturana: Hoy llamo a estos sistemas, de los cuales puede decirse que la razón y el objetivo de sus operaciones están más allá de sí mismos, como sistemas alopoiéticos: el resultado de su operar – baste pensar en autos y computadores – no son ellos mismos. Este concepto no implica ninguna desvalorización, y esta distinción tampoco puede entenderse como una jerarquización discriminadora. Sin mi auto y mi computador me serla imposible llevar la vida que quiero.

Pörksen: ¿En qué sentido el criterio de la autonomía es central para la realización de la autopoiesis? Podría formular la tesis que más o menos todos los sistemas son autónomos porque funcionan según su propia legalidad. Si por ejemplo en un restaurant insulto a un camarero y le pido a gritos que me traiga un café, probablemente no lo hará. Lo mismo pasa si le hablo a mi cafetera eléctrica (un sistema alopoiético) diciéndole que me prepare un café; el café sale recién cuando coloco un filtro, le echo agua, apreto un botón y sigo al pie de la letra las reglas de juego de la máquina.

Maturana: Sin duda, para distintos sistemas también hay distintas posibilidades de ser autónomos y seguir sus propias regularidades. Por supuesto que existen muchos sistemas autónomos que no son sistemas vivos. Por lo tanto, serla falso considerar la autonomía como distintivo clave de la autopoiesis; lo central es la existencia de una red cerrada de producción de moléculas que produce la misma red de producción que la ha producido. Resumido en una fórmula: la autopoiesis es la manera especifica en la que los seres vivos son autónomos, realizan su autonomía. Autonomía es el término más general.

Pörksen: ¿Cómo sabemos que la autopoiesis, esta forma especial de organización circular, de hecho es el criterio decisivo de vida? ¿Cómo podría demostrarse?

Maturana: Estarla demostrado si resultase presentar una serie de procesos, la que como resultado produce lo que quiero probarle a alguien. Lo que habría que probar es que la realización de la autopoiesis constituye directa o indirectamente la fuente de todas las características de los sistemas vivos y como resultado produce una entidad que posee todas las características conocidas y desconocidas de un sistema vivo.

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